"Lo insignificante es tan importante como todo lo demás"

Walt Whitman





martes, 23 de febrero de 2010

La Escuela de la Vida



“Lo sabía, lo sabía, lo sabía…” repite la protagonista de la película Bajo el Sol de la Toscana, ante un acontecimiento que descubre,…yo hago lo mismo al leer este artículo en El País el pasado 7 de febrero, y lo repito con el mismo ritmo, tiene gancho. De hecho llevo cantando desde entonces. Cómo siempre os adjunto el link.

El caso es que la filosofía, el razonamiento, no han sido unos bienes demasiado preciados en los últimos tiempos. “No te comas el coco” ha sido una frase escuchada por mí hasta la saciedad. Siempre pensé que confundían el acto de comerse el coco con el de reflexionar, actuando ellos en automático, hasta que se acabó el combustible. Los más radicales sabían que pensar no interesa a muchos, tener ideas propias puede hacerte separar del rebaño y eso asusta a algunos, en especial a aquellos que tienen y retienen el poder por el poder y no por otros activos mucho más interesantes como el talento, la creatividad o la responsabilidad individual.

La nueva tendencia londinense es ahora matricularse en la Escuela de la Vida. Según cuentan la curiosidad intelectual “se presenta en pleno clima de recesión como el mejor antídoto frente al frenesí consumista que tuvo su pico en los noventa”.

Parece que ahora está de moda “aprender, debatir ideas, reflexionar –en suma, cultivar la mente-". Me pregunto yo si esto es una moda¿Nos sorprende estar en crisis? ¿Pueden ser una moda aprender, debatir ideas, reflexionar? Recuerdo que el primer día en que entré en la facultad de filosofía un profesor dijo que éramos unos “locos”, lo dijo con un chiste, pero lo dijo. Pensar, reflexionar, debatir ideas, buscar las propias no era lucrativo, y sigue sin serlo para la mayoría, pero no hacerlo nos lleva a la ruina intelectual, personal, social, económica,…

Los estudios psicológicos insisten ahora más que nunca en que dedicar parte de nuestro tiempo al mero placer de pensar en ideas o propósitos es esencial para llevar una vida feliz. Algunos detectan un cierto hartazgo en el afán compulsivo de comprar, aunque, para el grueso de los mortales, simplemente éste ya no está al alcance del bolsillo”.

Espero que al finalizar el curso, dura un mes y medio, se aprenda de la Vida y se haga Escuela pensando, sintiendo, reflexionando, meditando, observando lo que ocurre por dentro y por fuera, lo que necesitamos y lo que no, lo que nos asusta y lo que nos complace, lo que aporta sentido a nuestra vida, etc… y aprender con ella a cada paso, reflexionando. ¿Puede haber conocimiento sin reflexión? ¿Puede haber aprendizaje sin experiencia? Yo creo que no. Acaba el artículo diciendo “el conocimiento, en definitiva, es ahora el poder”. Para mí lo ha sido siempre, empezando por el autoconocimiento. ¿Dónde pones tú el poder?

http://www.elpais.com/articulo/Tendencias/inteligencia/nuevo/negro/elpepitdc/20100207elpepitdc_1/Tes

martes, 16 de febrero de 2010

La flexibilidad como filosofia de vida


Buscaba una historia para una de las acciones formativas que realizo y me he re-encontrado con ésta. Vuelve en un buen momento. Es importante no olvidar que para realizar una buena gestión emocional, para mantener unos niveles de estrés saludable, es necesario tener la mente abierta y ser flexibles como el sauce de la historia o, más tradicionalmente, el bambú. Si permanecemos rígidos en ciertas posturas, si no cambiamos nuestra visión de las cosas, nuestros comportamientos, si nuestros pensamientos son siempre los mismos, si creemos tener siempre la razón...llegará el día en que nos romperemos. Tal vez puedas preguntarte: ¿Tener siempre la razón, no cambiar comportamientos te conducen al éxito en tu vida? ¿Seguro? ¿Hasta cuando?
Aquí va esta historia, ¡qué aproveche!
"Cuenta la leyenda que un viejo filósofo de Nagasaki, en algún momento de la larga Edad Media japonesa, observaba desde su ventana cómo la nieve se posaba sobre las ramas de un cerezo. Escuchaba cómo, tras acumularse copo a copo, la nieve quebraba las ramas más solidas, aquéllas que presentaban mayor resistencia al peso. Sin embargo, observó también cómo las ramas de un sauce, más flexibles, cedían a dicho peso y se doblaban sin romperse, dejando que cayera la nieve y recuperando su posición original para repetir el ciclo. Descubrió el principio de la no-resistencia y de la flexibilidad (“ju”). Y a partir de este principio, proyectó toda una filosofía de vida".
(en VV.AA Tanto creces, tanto vales, por Xavier Ferràs página 83. Editorial Granica)

domingo, 7 de febrero de 2010

Entrenando la mente en la empresa




“Seguro que le suena esta situación. Lunes por la mañana. Mira su agenda. Le han bloqueado el día para recibir formación …Se le cae el mundo encima. Piensa en los informes que debe entregar el miércoles a primera hora y la reunión de comité que liderar a la tarde. Toca trabajar por las noches”.

Octavius Black y Sebastian Bailey “tuvieron una curiosa idea: concentrar en 90 minutos la formación … y centrarse en el aspecto psicológico de las personas. Si acudimos al gimnasio a ejercitar el cuerpo …, ¿Por qué no crear un gimnasio de la mente, con lecciones de 90 minutos en gestión de conflictos, trabajo en equipo o técnicas de negociación?... Muchos no son conscientes de que pueden conseguir más de lo que creen. Y las organizaciones deberían demostrarles que pueden marcar la diferencia”.

Habría que investigar más sobre esta cuestión pero sin duda es una propuesta coherente con nuestras capacidades de aprendizaje. Todos sabemos que más de dos horas en una misma tarea nos cuesta mantener el nivel de atención, concentración y, si no estamos en flujo disfrutando al máximo, en un momento u otro nuestra mente se alejará de ese lugar. Dicho de otro modo: baja nuestra productividad y se puede medir también en criterios económicos. Por eso me encanta la propuesta, ahora bien ¿estamos preparados para ello? ¿Consideramos necesario entrenar en habilidades, competencias, capacidades…en nuestras organizaciones? ¿Vemos la formación como una inversión rentable? ¿O más bien como una pérdida de tiempo y dinero? ¿Nos tomamos en serio lo que se trabaja en las sesiones formativas? ¿O queda olvidado al tercer día, con suerte? ¿Hacemos cambios en nuestra rutina? ¿O todo nos parece interesante pero imposible de implementar en nuestra empresa ? ¿Pensamos que las personas pueden crecer, mejorar y superarse con las condiciones adecuadas? ¿Estamos dispuestos a facilitarlas?

Parece claro que todo lo que se invierte en capital físico puede perderse y lo que invertimos en capital humano solo puede crecer. Sin embargo ¿cuántas empresas invierten desde el convencimiento de su utilidad, de que es una inversión segura? ¿Cuántos trabajadores ven las oportunidades de formación que le ofrecen sus empresas cómo una oportunidad de crecimiento y no como algo que altera su agenda y … total “para nada”? ¿Seremos capaces de hacer el cambio de paradigma necesario? ¿Seremos capaces de trascender la crisis?

Espero que pronto se comprenda que la única inversión segura, ecológica y que nos ayudará a prosperar, como individuo, grupos, comunidades y organizaciones empresariales es el capital humano, o cómo prefiero llamarlo, el crecimiento como personas.

jueves, 4 de febrero de 2010

El arte de florecer

Bienvenidos a todos y a todas a “El arte de florecereste blog pretende transformarse en un hermoso jardín de gran diversidad de especies, las que siembre yo misma y las que surjan de nuestra siembra conjunta. Será necesario para crecer cuidados continuos, oxígeno, sol, especies que nos ayuden en nuestra polinización, agua, nutrientes, alguna que otra poda, tiempos de reposo y silencio…

El arte de florecer no es un nombre escogido al azar, tiene un gran significado para mí. La experiencia de cuidar del jardín, de las flores, los árboles, un pequeño huerto de consumo propio y de hacer compostaje con toda la materia orgánica que genera, me ha enseñado a integrar muchos de los conceptos aprendidos. Las labores de limpiar la tierra, cabar, regar, coger una flor, esperar que pase el invierno, entre otros, me ha ayudado a calmarme y centrarme, a trabajar el valor de la paciencia, a respetar los ritmos ajenos y el propio, a confiar, a darme cuenta de que todo tiene un principio y un fin y que por más que cuides y desees seguir oliendo un aroma… todo pasa, se desvanece y por eso debemos aprovechar el momento presente, el ahora, no hay nada más. También a comprender el ciclo de la vida en continuo movimento y transformación, a avanzar y continuar sin sustituir, no hay dos plantas iguales aunque sean de la misma especie, aunque hayan nacido de un injerto o de recoger las semillas de sus frutos. Cada una florece a su manera, como nosotros. La importancia de despedirse... Del desarrollo de la empatía, del respeto a la diferencia y a encontrar el lado bello e insustituible de cada persona, de cada flor, árbol o incluso mala hierba…porque algunas previenen la erosión y con ellas se puede hacer compostaje convirtiéndose así en nutrientes… Cuidar del jardín es un entrenamiento en la toma de decisiones, hace visible la idea de que con esfuerzo, del lugar más inóspito, más pobre, puede surgir una hermosa flor, delicada y fuerte a la vez. El valor de la acción consciente, de la voluntad entendida como el esfuerzo orientado a lograr aquello que queremos…florecer, sacar lo mejor de nosotros, ya sean personas, grupos u organizaciones. Y por último me ha enseñado que la mayor belleza reside en el compartir y aquí estoy, compartiendo mi jardín con todo aquel que lo desee visitar.